17. ¿Por qué se repite lo displacentero?- El goce (I)

En esta emisión comenzaremos a introducirnos en el goce, uno de los conceptos de Lacan más importantes y, al mismo tiempo, difíciles de aprehender.

Para introducirnos en el concepto de goce, necesitamos primero retornar a los ensayos freudianos “Psicología para neurólogos” (1895) y “Más allá del principio de placer” (1920).

Freud formaliza su primera concepción del aparato psíquico con una función reguladora compuesta por dos principios: el principio de placer, que tiende a la satisfacción inmediata, y el principio de realidad, que pospone la satisfacción.

Veinticinco años más tarde, en su tercera formulación del aparato psíquico, incluye la formalización de la pulsión de muerte. Allí plantea el anudamiento entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte, Eros y Tánatos.

La pregunta que sirve de disparador para “Más allá del principio de placer” es ¿por qué se repite lo displacentero? La pregunta excede el modelo anterior, en el que el principio de placer regulaba la pulsión.

Hay, entonces, algo más allá del principio de placer, que será la base del concepto de goce para Lacan.

En esta primera emisión de la serie, recorreremos algunos párrafos de Freud para ubicar este giro en su conceptualización.

Los invito a escuchar.


Transcripción

El goce, una introducción.

Primeros pasos para apresar el concepto de Goce.

Hoy quiero comenzar una serie de emisiones para introducirnos en el concepto de goce.

Este concepto pertenece al discurso psicoanalítico, y lo introduce Lacan.

Antes de ir al concepto de goce, vamos a abordar lo que Freud denominó “principio del placer”. El descubrimiento freudiano no se agota en el inconsciente.

Freud piensa el aparato psíquico ya en su primera conceptualización que se encuentra en un texto complejo que es “Proyecto de Psicología para Neurólogos” del año 1895.

Nos dice que pone el acento en la función energética y parte de la concepción del sistema nervioso que tiende a volver a un punto de equilibrio.

Es un texto donde Freud estaba imbuido de su pensamiento como neurólogo, pero interrogado por estatuir el funcionamiento del aparato psíquico.

Habla de excitaciones endógenas (precursoras del concepto de pulsión) y de un aparato psíquico regulador.

El principio del placer funciona en Freud no como placer (como lo usamos en la cotidianeidad) sino como un regulador. Entonces, intenta pensar que la energía proveniente de los estímulos no exceda al aparato psíquico y pase por distintos filtros inconscientes, vale decir que no recargue al aparato psíquico de excitación.

Postula dos principios reguladores, el principio del placer y el principio de realidad. Son principios del funcionamiento psíquico, el psiquismo tiende a evitar el displacer y procurar el placer.

El displacer va ligado al aumento de excitación y el placer a la disminución.

Ambos forman un par, están anudados, el principio de realidad aplaza la satisfacción inmediata en función de las condiciones impuestas por el mundo exterior. Modifica el principio del placer, que aparece en forma secundaria en la constitución del psiquismo.

O sea es necesario un paso en la constitución del psiquismo para que se dé el principio de realidad. Están anudados, pero en principio cuando un bebé nace se mueve con principio de placer con estas excitaciones que necesitan ser satisfechas todo el tiempo.

Un segundo paso entonces es este principio de realidad que aplaza la satisfacción. Si hay que mantener el principio del placer regulado por lo que llamamos unos “homeostatos”, serían los mecanismos de homeostasis, reguladores, es porque hay un exceso de excitación que el aparato no puede soportar. A este exceso se lo llama displacer, entonces se trata de un interjuego entre placer-displacer.

Este es el primer esquema del aparato psíquico, después están, son tres esquemas de aparatos psíquicos, esta el proyecto, está el esquema del peine que está en la interpretación de los sueños y el de más allá del principio del placer. A continuación, veremos este último.

En 1920 después de 25 años de clínica Freud escribió “Más allá del principio del placer”, es un texto bisagra de en su conceptualización, introduce la pulsión de muerte, ya venía planteando el problema de la destructividad pero aquí la conceptualiza como pulsión.

Freud intenta dar una explicación teórica de lo que encontró en la práctica.

Hasta aquí Freud pensaba que el conflicto se daba entre el deseo sexual que tiende a su realización y una tendencia del Yo que enfrenta a ese deseo.

Es el aparato psíquico regido por el principio del placer, el deseo como búsqueda de placer y la represión donde el Yo no le permite ese placer.

A partir de 1920 Freud plantea una satisfacción en el sufrimiento. Esto lo observa a partir de su trabajo con los pacientes, por ejemplo una necesidad de la enfermedad, una satisfacción en el mal.

El giro hecho por Freud en 1920, con el texto “Más allá del principio del placer” abre nuevas conceptualizaciones.

El placer y el displacer se relacionan con el aumento o disminución de las tensiones, cuando la tensión aumenta se produce displacer.

El goce es diferente a las tensiones, no es displacer, el goce está más allá del principio del placer.

Este es un elemento a tener en cuenta importante porque Lacan se va a apoyar en este texto para el concepto de goce. En este punto, es un más allá de este principio de placer/displacer, de este regulador.

A partir de estos conceptos, la dirección de la cura avanza y hay algo más allá del deseo inconsciente y no se articula con él.

Es decir, este mecanismo de placer/displacer se jugaría en relación al deseo y hay algo que está más allá del deseo inconsciente y que no está articulado, este es en principio una de las uno de los puntos en el que podríamos empezar ubicar del goce. Por eso insisto que son necesarios los textos freudianos.

Se trata entonces, de una necesidad más profunda de repetición que no lleva a ningún placer.

Entonces el deseo inconsciente ¿Cómo va a venir? Va a aparecer, por ejemplo, con las formaciones del inconsciente, el deseo se deja “ver” en sus formaciones de compromiso, bajo un chiste, un lapsus, un síntoma, un sueño, estás son las formaciones de inconsciente. El otro punto que planteo que está más allá del principio del placer que Lacan llama el goce, no va a volver por las formaciones del inconsciente, va a volver por necesidad profunda de repetición y dice Freud que esta necesidad profunda no lleva a ningún placer.

Allí encuentra la compulsión a la repetición, un más allá del principio de placer y más originaria que esta regulación “placer-displacer”. Es más originario, es decir, que está al comienzo de la subjetividad.

El resto de tensión imposible de encauzar en el principio del placer o sea lo no ligado, se constituye a partir de la enseñanza de Freud, en lo más originario de la pulsión y aparece por repetición.

La compulsión a la repetición se instala en la vida anímica desde la constitución del sujeto (en la neurosis), más allá del principio del placer y revela lo pulsional que Freud formaliza como pulsión de muerte.

¿Por qué se repite lo displacentero? es la pregunta rectora del texto “Más allá del principio del placer”.

Freud recurre a las neurosis traumáticas, al juego infantil, y la neurosis de transferencia para articular la función de la repetición y su relación con la pulsión de muerte.

Hay algo que se repite, no por haberse experimentado el olvido sino porque nunca fue experimentado.

Vamos a adentrarnos en el texto freudiano de “Más allá del principio del placer”.

Freud comienza en este texto en el punto uno, dice que en la Teoría psicoanalítica adoptamos sin reserva, el supuesto de que el discurso de los procesos anímicos es regulado automáticamente por el principio del placer, vale decir creemos que en todos los casos lo pone en marcha, una tensión displacentera y después adopta tal orientación a su resultado final que coincide con una disminución de aquella. Esto es con una evitación del displacer o una producción de placer. Introducen con todo esto un punto de vista económico, qué es parte de lo que yo les planteaba anteriormente. Va a decir también que es el ámbito más oscuro el pulsional, el ámbito más oscuro inaccesible de la vida anímica y puesto que no podemos evitar tocarlo, dice Freud, la hipótesis más laxa que adoptemos será la mejor.

Dice que no resolvió referirse sobre el adoptar que el placer y el displacer, a la cantidad de citación presente en la vida anímica, va a poner lo más importante en la regulación.

Más adelante va a plantear que hay una tendencia a la estabilidad, a la constancia, o sea todos principios del funcionamiento psíquico para regular el displacer. Va a decir que primero tenía, está división entre pulsiones sexuales y pulsiones de autoconservación del yo que quedaban reveladas por el principio de realidad, que consigue posponer la satisfacción, renunciar a diversas posibilidades de lograrlo y tolerar el displacer en el largo rodeo hacia el placer.

Después va a decir que las dos fuentes de displacer en su mayor parte digamos, aparecen como displacer de percepción, puede tratarse de la percepción del esfuerzo de pulsiones insatisfechas o de una percepción exterior penosa en sí misma, que excite expectativas displacenteras. Y entonces se pueden discernir como peligro. La reacción frente a esas exigencias pulsionales y amenazas de peligro, reacción en que se exterioriza la genuina actividad del aparato anímico, puede ser conducida luego de manera correcta por el principio del placer o por el día de la realidad que lo modifica. Entonces tenemos el principio de realidad donde se pospone la satisfacción, el principio del placer con el trabajo del proceso primario que sería la satisfacción inmediata. Pasamos al segundo punto que va a tomar en principio la neurosis traumática, bajo esta pregunta, ¿por qué se repite lo displacentero? Pensemos que en el tiempo de Freud se atravesaba la guerra, o sea que pacientes con cuestiones traumáticas tenía permanentemente.

El cuadro de neurosis traumática se aproxima al de histeria por presentar en abundancia, síntomas motores similares pero lo sobrepasa por lo regular en relación al padecimiento subjetivo. En la neurosis traumática común se destacan dos rasgos: que el centro de la gravedad de la causación parece situarse en el factor sorpresa, en el terror y que un simultáneo daño físico o herida contrarrestan, la mayoría de los casos, la producción de la neurosis. Miren qué interesante lo que dice, es que cuando aparece un daño físico contrarresta la problemática psíquica. Y suma terror, miedo y angustia se usan equivocadamente como sinónimas, se las puede distinguir muy bien en su relación al peligro. La angustia, designa un estado como de expectativas frente al peligro y preparación para él, aunque se trate de un peligro desconocido. El miedo requiere de un objeto determinado en presencia del cual uno lo siente. En cambio, se llama terror al estado en que se cae cuando se corre un peligro sin estar preparado, destaca el factor de la sorpresa. Dice Freud no creo que la angustia puede producir una neurosis traumática, la angustia hay algo que protege contra terror. Acá tenemos el concepto freudiano de que la angustia protege, por lo tanto también contra la neurosis de terror. Entonces se trata de algo que tiene que ver con la sorpresa, con no estar preparado, entonces va a interrogarse ahí por los sueños, por los sueños que presentan las neurosis traumáticas. Reconduce al enfermo una y otra vez a la situación del accidente de la cual despierta con renovado, terror. Esto no provoca insuficiente asombro, se cree que si la vivencia traumática lo asedia de continuo, mientras duerme, ello prueba la fuerza de la impresión que le provocó. El enfermo está, por así decir, fijado al trauma, sin embargo, no es sabido que los enfermos de neurosis traumática frecuente mucho en su vida de vigilia, el recuerdo de su accidente. Quizás se esfuercen por no pensar en él, o sea que en la vida despierta no lo recuerdan. Cuando se admite como cosa, obvia, que el sueño nocturno los traslada de nuevo a la situación patógena se desconoce la naturaleza del sueño. Entonces esta pregunta reaparece ¿por qué se repite? Freud arma una respuesta posible, tendríamos que pensar en las enigmáticas tendencias masoquistas del yo en algo que toca el castigo.

En principio llegamos hasta aquí, la próxima vamos a ver el juego, que es otro de los puntos interesantes que el texto nos trae en relación a la repetición, a la necesariedad de repetición del juego del niño y ¿por qué? Luego va a aparecer el concepto de repetición unido a la cura, a la diferencia entre recordar y repetir, y así iremos avanzando en el texto hasta que va a aparecer más firmemente la conceptualización de la pulsión de muerte, que esto nos ayuda para ir avanzando en el concepto de goce.

Gracias por escuchar nos encontramos la próxima semana.

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