Acerca del Complejo de Castración
El concepto de castración, es un concepto central en la clínica psicoanalítica.
Hablar de Complejo de castración, es hablar del significante fálico. J.Lacan en el texto “ La
significación del falo” de 1958 nos dice que el Complejo de castración tiene una función de nudo
para la estructuración de los síntomas, en las neurosis, las psicosis y la perversión.
Además tiene una función reguladora de la instalación de una posición inconsciente, sin la cual no
podría identificarse al tipo ideal de su sexo, ni responder sin graves vicisitudes a las necesidades de
su partenaire en la relación sexual, incluso al lugar que se le va a otorgar al niño en esa estructura
familiar.
En este texto nos trae el concepto de un desarreglo en la sexualidad humana y lo irreductible a todo
análisis de las secuelas del complejo de castración en el inconsciente masculino y en el penisneid en
la mujer.
Lacan nos guía al lugar del Otro materno como provisto de falo para los dos sexos y plantea que la
significación de la castración no toma su alcance eficiente en cuanto a la formación de los
síntomas sino a partir de su descubrimiento como castración en la madre.
Ahí está la respuesta del sujeto frente al trauma o castración del Otro, es el momento de la
experiencia sin la cual ninguna consecuencia sintomática o estructural (penisneid) que se refiere al
complejo de castración tiene efecto.
Nos dice Freud, que la experiencia clínica muestra que también en la mujer el falo está en el centro.
El penisneid resulta de la articulación esencial de la entrada de la mujer en la dialéctica edípica, así
como la castración se encuentra en el corazón de la dialéctica en el hombre. El varón sale del Edipo
por la amenaza de castración y para la niña se juega fundamentalmente la decepción.
Aquí se sella la conjunción del deseo en la medida en que el significante fálico es su marca, con la
amenaza o la nostalgia de la carencia de tener. Es la ley introducida por el padre en esta secuencia
de la que depende su porvenir.
La relación del niño con el falo se establece porque el falo es el objeto del deseo de la madre y
juega en la dialéctica del niño con la pareja parental.
El análisis demuestra que el padre, en tanto que priva a la madre del objeto de su deseo, tiene un
papel esencial en las neurosis y en todo el curso del Complejo de Edipo.
Hay un tiempo anterior a la amenaza de castración y es cuando el padre entra en función como
privador de la madre.
¿Qué pasa cuando en una configuración especial de la relación con la madre, el padre y el falo; el
niño no acepta que la madre sea privada por el padre del objeto de su deseo?
Este no aceptar pone al niño como sujeto en la posición de elegir, se tratará de pensar como se
pone en juego en la neurosis, la psicosis y la perversión, esto es nodal.
Este punto me lleva a ubicar el texto freudiano sobre «La escisión del Yo en el proceso defensivo».
Ahí nos dice Freud, que el Yo del niño se encuentra al servicio de una exigencia pulsional que está
habituado a satisfacer. De pronto, frente a la amenaza de que si continúa con la satisfacción correrá
peligro, debe decidirse: reconoce el peligro real y renuncia a la satisfacción o desmiente y
persevera.
Ubica Freud un punto importante y es que no es forzoso que la amenaza de castración cause
impresión por sí sola.
Si ha visto los genitales femeninos, el niño pudo convencerse de esta posibilidad; pero en aquel
tiempo no extrajo ninguna conclusión porque la repugnancia a ello era demasiado grande y
aparecen las teorías infantiles.
Sólo después, nachtrählich, a posteriori, despierta el recuerdo que se tuvo por inofensivo.
Es en éste momento cuando se cree en el peligro de la castración.
Entónces el descubrimiento de la castración en el Otro tiene valor de trauma y exige al sujeto una
respuesta, ese no aceptar; pone al niño en posición de elegir: reprime, forcluye o reniega. En el
Historial del “Hombre de los lobos”, Freud habla de nachtraglich. Parte de los síntomas, no se
mueve ni un centímetro de esta guía para la construcción de la neurosis infantil.
El Complejo de Castración, es mucho más que el tiempo de la amenaza y es fundamental para
la estructuración del psiquismo.
Freud habla de dos tiempos, donde el segundo activa la escena. La escena produce efectos con
posterioridad y no pierde su frescura en el intervalo de uno y medio a cuatro años. Solo a esta edad
la escena primera toma su eficacia psíquica determinante en su síntoma y su fantasma.
En este momento Freud se interroga por el valor de realidad de la escena de seducción, del coito
entre los padres y también de la amenaza de castración.
En la Conferencia 23 de “Introducción al psicoanálisis”, Freud nos dice que entre los antecedentes
que siempre retornan en la historia juvenil de los neuróticos, hay tres temas que no faltan: la
observación del comercio sexual entre los padres, la seducción por una persona adulta y la amenaza
de castración.
El niño se compone esa amenaza sobre la base de indicios, ayudado por su saber de que la
satisfacción auténtica está prohibida y bajo la impresión del descubrimiento de los genitales
femeninos.
Tampoco está excluido que el niño pequeño sea testigo de un acto sexual entre los padres u otros
adultos y comprenda con posterioridad esta impresión.
Pero cuando el acto es descrito con detalles muy precisos, esta fantasía se apuntala en la
observación del comercio sexual entre animales.
En relación a la fantasía de seducción, presenta un interés importante. El niño encubre por regla
general el período auténtico de su quehacer sexual, o sea su propia masturbación.
Estos hechos de la infancia son necesarios y pertenecen al patrimonio de las neurosis; se constituye
con indicios y fantasías.
¿De donde viene la necesidad de crear estas fantasías?
Las fuentes de estas fantasías son las pulsiones, Freud las llama fantasías primordiales y las
caracteriza como patrimonio filogenético.
La seducción infantil, la excitación sexual provocada por la observación del coito entre los padres,
la amenaza de castración, fueron así en los tiempos originarios de la familia humana. El niño al
fantasear llena lagunas de la verdad individual con una verdad de la historia de los tiempos
antiguos.
El núcleo de lo inconsciente nos dice Freud, lo constituye la herencia arcaica del ser humano y de
ella sucumbe al proceso represivo todo cuanto en las fases evolutivas posteriores resulta
inconciliable con lo nuevo.
Las pulsiones sexuales son capaces de hacer fracasar el propósito de la represión y así se dan
formaciones sustitutivas perturbadas (síntomas).
Por eso la sexualidad infantil que sucumbe a la represión es la principal fuerza pulsional en la
formación de síntomas y la pieza esencial de su contenido, el Complejo de Edipo, que es el complejo
nuclear de las neurosis.
La neurosis del adulto se edifica sobre su neurosis de la infancia, pero esta no siempre fue lo
bastante intensa como para llamar la atención.
Volviendo al nachtraglich, los registros del funcionamiento psíquicos no se encuentran en un orden
lineal, constituyen un mecanismo dialéctico de anticipación y retroacción. Es una peculiar
temporalidad y tiene relación con la causalidad.
Esto es lo que Lacan conceptualiza como après coup: un acontecimiento adquiere su significación
por el suceso que le sigue; un hecho posterior redefine el valor de su antecedente.
Todo el trabajo con el inconsciente tiene esta lógica, llegado en la cura a una construcción de un
punto de la historia, surge un significante que hasta ese momento no había tenido valor y redefine
toda la construcción realizada
Esto es fundamental para el trabajo de la cura y la construcción de la historia infantil.
- Presentado en la Jornada de Cartel de Encuentros de Psicoanálisis como integrante del Cartel “Los ejes de la clínica psicoanalítica “en Agosto 2017