21. La necesidad de castigo – El goce (V)

En la emisión pasada fuimos avanzando por “El problema económico del masoquismo”, texto donde Freud sitúa que ese masoquismo es un testigo y un relicto (en el sentido de reliquia, de vestigio que queda de una época pasada) de aquella fase de formación en que aconteció la liga entre Eros y pulsión de muerte.

Habíamos visto que hay un masoquismo femenino, uno erógeno y uno moral. Ya vimos el femenino, ahora avanzamos.

El masoquismo erógeno acompaña a la libido en las fases de su desarrollo.

En el masoquismo moral, lo que importa es el padecer. No importa si lo produjo una persona amada o no, “el verdadero masoquista ofrece su mejilla toda vez que se presente la oportunidad de recibir una bofetada”.

Una de las expresiones del masoquismo es la “reacción terapéutica negativa” o sea no querer progresar en el tratamiento.

Nos dice Freud: “el padecer que la neurosis conlleva es justamente lo que la vuelve valiosa para la tendencia masoquista”.

Nos habla de una necesidad de castigo y atribuye al Superyó ese exigente papel.

No sólo el Superyó internaliza las figuras parentales, sino también el Superyó de generaciones anteriores.

Freud nos advierte que hay una parte de la pulsión de muerte no ligada a la libido, que se reúne con el sadismo del Superyó y lo refuerza.

En “El yo y el Ello”, Freud dice que, si el yo fuera solo una parte diferenciada del Ello, sería simple, pero existe una diferenciación en el interior del yo, que llama Ideal del yo, y Superyó.

El Superyó es heredero del Ello en su relación con el padre terrible y también es el heredero del complejo de Edipo.

Un punto en el texto que adquiere particulares resonancias clínicas: “Las vivencias del yo parecen al comienzo perderse por herencia, pero, si se repiten con la suficiente frecuencia e intensidad en individuos que se siguen unos a otros generacionalmente, se trasponen en vivencias del ello, cuyas improntas son conservadas por herencia. De este modo, el ello hereditario alberga en su interior los restos de innumerables existencias-yo y cuando el yo extrae del ello su Superyó, quizás no haga sino sacar de nuevo a la luz figuras, plasmaciones yoicas más antiguas, procurarles una resurrección”.

El Superyó contendría el montante de severidad, culpa, necesidad de castigo que puede serle transmitido de generaciones anteriores, punto clínico a tener en cuenta para indagar en las historias que preceden al sujeto y en lo que es posible construir en la cura acerca del montante de pulsión de muerte de algunas historias.

Espero que la escucha genere el deseo de recorrer los textos.

Aquí podés encontrar la serie completa de emisiones sobre el concepto de goce.

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