15. ¿Qué hace falta para ser psicoanalista?
El psicoanálisis no puede enseñarse cabalmente en la universidad, y tampoco hay psicoanalistas autodidactas. Para empezar, el psicoanálisis no se enseña como cualquier disciplina, sino que hay una unión entre enseñanza y transmisión, e implica un saber nunca del todo constituido, es decir, un saber en falta. ¿Hacia dónde orientar, entonces, nuestra formación como psicoanalistas?
Quisiera dedicar la emisión de esta semana a una pregunta que recibo con frecuencia: ¿Qué hace falta para ser psicoanalista?
Empezaremos desde los orígenes del psicoanálisis con Freud y el espacio al que dio lugar cuando sus contemporáneos —entre ellos, analizantes suyos—, le demandaron un espacio para acercarse a la teoría que él iba construyendo. Este espacio pasó a la historia como las Reuniones de los Miércoles.
A Freud, por otra parte, y en especial en sus últimos años de vida, le preocupaba la transmisión del psicoanálisis una vez que él, al decir de Lacan, no estuviera allí para sostenerlo. Esto, sumado a la preocupación de sus discípulos por cómo garantizar una formación suficiente, dio lugar a la creación de instituciones, empezando por la Sociedad Psicoanalítica de Viena.
Para ese momento, de todas formas, Freud ya había formulado una serie de requisitos para ser psicoanalista que se conoce como el trípode freudiano. Las tres patas de este trípode son:
- la experiencia del propio inconsciente mediante el atravesamiento de un análisis,
- el estudio de la teoría,
- la supervisión o control del trabajo clínico con otro analista de más experiencia.
Las instituciones posfreudianas, como a menudo sucede en otros campos, se burocratizaron y monopolizaron el lugar del saber de los analistas didactas (quienes llevaban adelante el análisis de los postulantes) y los controles, con lo cual se conformaron en lugares de poder. Con esto, quedaron en un lugar que nada tenía que ver con el pensamiento freudiano y la transferencia.
Años más tarde, en Francia, Lacan se proclamó deudor de Freud y emprendió un retorno a la letra freudiana, recuperando el valor de la transferencia y la transmisión.
En 1967 funda su propia escuela, en la que da protagonismo a lo que llamará deseo de analista. Como órgano de base del trabajo de la Escuela, coloca el cartel, un dispositivo que intenta mantener tan atenuados como sea posible los efectos de masa. El objetivo de esto es lograr el avance de la teoría, y establece un nuevo requisito para quienes quieran ser psicoanalistas: desarrollar una producción personal.
Los invito a escuchar.
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