8. Schreber: el delirio como forma de resolver la relación con el padre

Freud sugirió que el sistema delirante de Schreber se podía relacionar con las ideas, los principios y la obra a los que su padre dedicó la vida. En esta emisión abordamos estos puntos y cerramos la serie sobre este “caso de paranoia descrito autobiográficamente”.

Emisiones anteriores sobre el caso Schreber:

  1. ¿En qué momento de la vida de un sujeto se da un brote psicótico?
  2. El mecanismo del delirio en la paranoia del varón

El padre de Daniel Paul Schreber

El Dr. Daniel Gottlieb Moritz Schreber, escritor, conferencista, educador e instructor clínico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Leipzig, fue un hombre reconocido y con un lugar importante en la sociedad.

Obsesionado por la postura de los niños, construyó aparatos ortopédicos y estableció instrucciones para el comportamiento de los infantes, incluso formas de “frenar la pasión”. Consideraba que para la salud del niño, estas instrucciones debían convertirse en “leyes supremas”, inflexibles. Los libros del Dr. Schreber fueron famosos y han tenido influencia en la educación alemana.

Coherente con su pensamiento, impuso a sus hijos, en especial a los varones, una conducta de completa sumisión y de redención pasiva.

En algún punto, no nos sorprende el particular destino que corrieron sus hijos varones: Daniel Paul enloqueció y su hermano se suicidó.

La representación del padre en el delirio

Como hemos visto, en el delirio de Daniel Paul el padre aparece como un Dios y la posición del hijo se presenta entre la sumisión y la rebelión.

En el texto delirante aparece un Dios que no aprende nada de la experiencia y solo tiene trato con cadáveres. Vaya ofensa para un médico encumbrado.

Otro elemento que toma Freud en la interpretación del delirio es el Sol. Este le habla a Schreber con palabras humanas, lo interpela, le vocifera amenazas e insultos. Por otra parte, dice en su delirio que puede mirar al Sol sin enceguecer.

El Sol, nos dice Freud, es un símbolo sublimado del padre, y en la unión de esas dos figuras apela a la mitología para enriquecer su interpretación.

La relación de Schreber con su médico Flechsig se revela como un conflicto con Dios que se puede traducir a un conflicto infantil con el padre amado, quien comandó el contenido del delirio, terreno donde se juega la transferencia.

En el delirio, Schreber resuelve, mediante la emasculación, convertirse en la mujer de Dios, y así poblar el mundo de hombres nuevos de espíritu schreberiano. Tal es su forma delirante de resolver la relación con el padre.

Los invito a escuchar y comentar.

Transcripción

Hoy voy a tomar una pregunta que nos permite situar ¿De dónde toma el delirio de Schreber material para su texto?

Schreber y su padre.

Vamos a ubicar los dos sucesos cruciales en la vida adulta de Schreber como los factores que precipitaron sus enfermedades.

Su candidatura al Reichstag en 1884 que precipitó su primera psicosis y su promoción, casi 10 años después, al cargo de Presidente del Senado, situamos como la causa de la segunda de la enfermedad.

Tal como Freud lo sugiriera, pasajes hasta ahora oscuros de la descripción de su sistema delirante se los podría relacionar con ideas, principios y con la obra a los que el padre dedicara toda su vida.

Daniel Paul Schreber era el segundo hijo de un reformador educativo y social de la medicina.

El padre, Dr. Daniel Gottlieb Moritz Schreber (1808-1861), fue médico conferencista, escritor, educador e instructor clínico de la escuela médica de la universidad de Leipzig. Se especializó en ortopedia y posteriormente se convirtió en el director médico del instituto ortopédico de esa ciudad.

Estaba interesado por el problema de la crianza de los niños, la cultura física, la formación metódica del cuerpo mediante gimnasia, la higiene escolar y la salud pública.

Politzer lo llamó “un médico, maestro, especialista en alimentación, antropólogo, atleta y gimnasta terapéutico”.

Freud afirmó del padre de Schreber, que “la memoria del doctor Daniel Gottlieb Moritz Schreber es conservada aún hoy en día por numerosas instituciones. Médico muy competente y estimulado, su labor en pro del desarrollo armónico de la juventud, ejerció gran influencia sobre sus contemporáneos.

De su fama como fundador de la gimnasia terapéutica en Alemania testimonia aún la difusión de numerosas ediciones de su libro Gimnasia Médica”.

El hecho de que Freud escribiera sobre el padre de Schreber en términos generales se debe probablemente a la fama del padre y a su lugar en la cultura alemana.

Muchos años han pasado… y estamos en una mejor posición para ubicar las correlaciones entre las producciones mentales paternas y las de su hijo.

El cuerpo central del sistema educativo del doctor Schreber está condensado en su repetido consejo a padres y educadores:

“Deben hacer uso del máximo de presión y coerción durante los primeros años de vida del niño”.

Sostiene que así prevendrá muchos conflictos futuros.

Para promover la salud mental y corporal hay someter al niño a un rígido sistema de entrenamiento físico y al mismo tiempo medidas dirigidas a la restricción física y emocional.

Como el doctor Schreber estuvo obsesionado por la postura de los niños y por el mantenimiento de la postura más recta posible, construyó ciertos aparatos ortopédicos para lograr esos fines.

Los dibujos de estos aparatos están como ilustración en los dos podcast que hablan del caso Schreber.

Su inventor, dice que están fabricados en hierro y cuero para que no se deterioren.

Hay también minuciosas e inflexibles instrucciones para el comportamiento del niño, para su orden y su higiene, lo que “debe convertirse en una ley suprema”, para ejercicios de marcha a los que se someterá al niño de manera ritualista, “sin que se le sea permitida ninguna desviación del procedimiento establecido” y con amenazas de castigo inmediato como el retiro de las comidas.

También recomendaba ejercicios y advertencias para la apropiada pronunciación de palabras y sílabas.

Había que tener cuidado con los malos hábitos al hablar, tal como, el chasquido de la lengua y los labios, las ruidosas inhalaciones por la nariz y el moqueo.

Deben combatirse también “los comienzos de la pasión” o sea la masturbación.

El doctor Schreber fue un reformador que según su propio criterio condujo a algunos de sus hijos (más a los varones que a las mujeres) a un estado de completa sumisión y de redención pasiva, convirtiéndolos en el primer blanco y un ejemplo de sus esfuerzos agresivos orientados hacia el desarrollo de una raza humana superior y más sana. Típicas de la época previas al nazismo.

En la segunda internación del hijo del médico en el hospicio de Sonnenstein, algún miembro cercano de la familia informó al psiquiatra que el padre había muerto más de treinta años antes de que el hijo ingresara a la institución. El padre sufría de manifestaciones compulsivas con impulsos asesinos.

¿Qué precedió a esta muerte?

En una carta escrita en 1900 por unas de las hijas del doctor Schreber al hospicio Sonnenstein también se menciona “la caída, en el gimnasio, de una escalera de hierro sobre la cabeza del padre algunos meses antes del comienzo de una extraña enfermedad de la cabeza”. Murió el 10 de noviembre de 1861 por problemas intestinales.

Comparando los datos sobre las enfermedades que afectaron tanto al padre como al hijo, cada uno de ellos había pasado los 50 años.

El hijo Daniel Paul también se enferma a la edad de 51 años e inicialmente sus síntomas más importantes son sus quejas sobre su cabeza, el reblandecimiento del cerebro y su muerte próxima.

Con la aparición de su segunda enfermedad, en noviembre de 1893, es admitido en la clínica psiquiátrica de Leipzig, donde intenta suicidarse. Dos años después registra en sus Memoria, “el mes de noviembre de 1895 marca un punto importante en la historia de mi vida […]. En aquel momento los signos de transformación en mujer se hicieron tan notables en mi cuerpo que ya no pude ignorar el fin inminente hacia el cual se dirigía todo el desarrollo”.

Un padre así era apropiado para ser transfigurado en Dios en el recuerdo tierno del hijo, luego del fallecimiento.

En la postura del varoncito frente a su padre, encontramos la misma alianza entre sumisión y rebelión que hallamos entre Schreber y su Dios.

El hecho de que el padre de Schreber fuera médico, de gran prestigio y venerado por sus pacientes, nos da pistas sobre la manera en que critica a su Dios.

¿Qué mayor expresión de desprecio para un médico que afirmar de él que no comprende nada del hombre vida y sólo sabe tratar con cadáveres?

En cuanto a otros reproches, que Dios no aprende nada de la experiencia, nos sugieren la concepción del mecanismo infantil de devolver intacto al emisor un reproche recibido.

Freud considera que el Sol, con sus rayos ha adquirido significatividad para la expresión del delirio.

Schreber tiene una particular relación con el Sol. Este le habla con palabras humanas y así se da a conocer como un ser animado, lo interpela, le vocifera con palabras de amenaza y de insulto, “por lo demás el Sol me ofrece ahora una imagen diversa de la que tenía de él en las épocas anteriores a mi enfermedad. Sus rayos empalidecen ante mí cuando hablo en voz alta. Puedo mirar tranquilamente el Sol encegueciéndome apenas, mientras que cuando estaba sano me habría resultado imposible mirar el Sol durante un minuto entero”.

El propio Schreber, identifica al Sol directamente con Dios, a veces con el Dios inferior (Ariman), a veces con el Dios superior (Ormuz).

Freud nos dice que el Sol, no es otra cosa que un símbolo sublimado del padre.

Sol, no es femenino sino masculino y su contraparte es la madre Tierra.

Por lo tanto, en el caso Schreber, nos encontramos en el terreno del complejo paterno.

Si la lucha con Flechsig, su médico, se le revela como un conflicto con Dios, podemos traducirlo a un conflicto infantil con el padre amado, que ha comandado el contenido del delirio, terreno donde se juega la transferencia.

En el desenlace del delirio de Schreber, la fantasía sexual infantil celebra un triunfo grandioso.

Su raza corría el riesgo de extinguirse por no tener hijos y estaba orgulloso de su linaje y familia, en su delirio lo resuelve: “los Flechsig y los Schreber pertenecían a las más alta nobleza celeste”. Forjó así la fantasía de que si él fuera mujer sería más apto para tener hijos y así halló el camino para situarse en la postura femenina frente al padre de la primera infancia. Entonces el delirio posterior trae la solución según el cual, por su emasculación, el mundo se poblaría de hombres nuevos de espíritu schreberiano.

En el Apéndice del caso Schreber, Freud nos trae posterior a la publicación de su trabajo algo que enriquece su interpretación: lo mitológico.

Cuando se refiere al Sol nos dice que se trata de un símbolo paterno sublimado. El Sol le habla con palabras humanas y se da a conocer como un ser animado, tras su restablecimiento dice poder mirar tranquilamente el Sol.

Este privilegio delirante de poder mirar el Sol sin enceguecerse se anuda a un interés mitológico.

Los naturistas de la antigüedad conferían esa aptitud sólo a las águilas que como vivían en las alturas entraban en un vínculo íntimo con el cielo, el Sol y el rayo.

El águila somete a sus pichones a una prueba antes de reconocerlos como legítimos: “si no son capaces de mirar el Sol sin pestañar, son arrojados del nido”.

Este mito toca la descendencia y la estirpe, se trata de la prueba del linaje. Cuando Schreber se vanagloria de mirar el Sol de frente nos confirma su vínculo con el padre.

En el curso del delirio llega a la convicción de que Dios mismo, para su propia satisfacción, le demandaba la feminidad y por otro lado Dios le pedía un goce continuo.

Espero con este breve recorrido que hayan podido captar que el delirio saca su material de la subjetividad, por eso es importante tomarlo como texto.

Así como Freud tomó el libro de Schreber. Hasta aquí por hoy.

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